El verano se asoma en cada esquina.
Camino a paso calmo, las
nubes filtran la luz del sol, desplegando
rayos blanquecinos que devuelven
la identidad a los colores que día a día son raptados por rey amarillo.
La nitidez es absoluta, la saturación cromática de los
objetos me envuelve. Ojala hubiera más días nublados.
De repente una formación nubosa avanza por el encasillado
horizonte de hormigón y vidrio.
Los violetas , azules y grises provocan una sensación visual
única. Los verdes de los árboles se sobresaturan y su contorno se recorta del
fondo gris edificio.
Viento se levanta. A estas alturas estoy en casa viendo el
espectáculo por la ventana. Mate en mano veo como soldaditos de agua se
estrellan contra el piso del patio. A pesar de ser de día, la oscuridad invade
el exterior.
Algún que otro rayo rompe el chapoteo y líneas de miles de
voltios sacuden el firmamento.
Emociones azules… en mi mente se escurre una melodía.
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