Masas de gas enmudecen el crepúsculo.
Sobre un horizonte primitivo simulan eternas cimas nevadas.
En lo alto la desintegración se dispara y mil fragmentos se desparraman sobre el ingenuo azul.
Las horas pasan extinguiendo el día.
Rayos naranja surcan el cielo.
La visión de este fenómeno me absorbe y anhelo ser parte de ese universo de partículas que viajan por siempre.
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