La punta de mi dedo índice se estremece. Comienza a recorrer el espacio de manera uniforme, lenta y soporíficamente. Es el comienzo de la vibración. Las muñecas languidecen en un giro grácil como hojas vegetales mecidas por la brisa de la tarde. El codo, en su eterno rotar vacila ante la inminente caída del hombro. Agitado por el impulso de su gemelo, el otro brazo se entrega al frenesí. El torso ya no es inmune a las sensuales tentaciones, y recorre el espacio en mecánica rotación. Como la peste, se propaga la actividad en mí. La energía fluye y mis músculos se transforman en agua. Todo mi ser se acuifica y como baldazo contra el piso, me desparramo, me expando hasta rincones insospechados.
lunes, 18 de diciembre de 2017
SENSORISMOS SENSUALES - Danza
La punta de mi dedo índice se estremece. Comienza a recorrer el espacio de manera uniforme, lenta y soporíficamente. Es el comienzo de la vibración. Las muñecas languidecen en un giro grácil como hojas vegetales mecidas por la brisa de la tarde. El codo, en su eterno rotar vacila ante la inminente caída del hombro. Agitado por el impulso de su gemelo, el otro brazo se entrega al frenesí. El torso ya no es inmune a las sensuales tentaciones, y recorre el espacio en mecánica rotación. Como la peste, se propaga la actividad en mí. La energía fluye y mis músculos se transforman en agua. Todo mi ser se acuifica y como baldazo contra el piso, me desparramo, me expando hasta rincones insospechados.
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